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La Ley del Fracaso

Admitir un error y no hacer nada es una pésima solución para nuestros problemas. Debemos reconocer el fracaso a tiempo para reducir su impacto.

Son múltiples los ejemplos de empresas que si hubiesen detectado y reconocido sus errores antes, habrían evitado grandes pérdidas.

Comentan que los japoneses saben admitir a tiempo sus errores y saben además efectuar los cambios necesarios. Su estilo de gestión se basa en el  consenso y no en los egos personales.

Es evidente que cuando muchas personas participan en una toma de decisión y nos equivocamos, resulta más fácil vivir con él estigma “nos equivocamos” frente al durísimo “me equivoqué”.

Releyendo uno de los casos de éxito empresarial de mayor éxito “Wall Mart”, el gigante estadounidense de la distribución minorista, debemos fijarnos en su estrategia que permite afrontar y superar el fracaso.

Sam Walton su fundador, sabe que nadie puede acertar a la primera y por eso mantiene que si alguien aprende algo y prueba algo, se le dará crédito para seguir probando pero cuidado con el que cometa dos veces el mismo error, el crédito no es indefinido.

Debemos alentar a las personas que toman riesgos, solo ellas harán avanzar a la empresa en la dirección correcta, pero por desgracia es frecuente encontrarnos frente a estos 2 tipos de gestores en las empresas:

Ejecutivos antiguos:

Ganan un buen sueldo, tienen mucha antigüedad y no les falta demasiado para jubilarse, por lo tanto es poco probable que tomen decisiones arriesgadas.

Ejecutivos jóvenes:

Están iniciando y progresando en su carrera. Si no arriesgan demasiado, es posible que puedan desarrollar su plan personal con éxito y además nunca han despedido a nadie por hacer un movimiento arriesgado que nunca hizo.

En definitiva, para gestionar correctamente una empresa que se enfrenta al fracaso, es necesario trabajar en equipo, tener espíritu de grupo y un líder con mucha visión y generosidad.

¿Como vender si soy el más caro?

Si tu producto/Servicio no se está vendiendo, no tengas como única opción bajar los precios.

Ten en cuenta que bajar los precios es una locura si la competencia también los puede bajar.

¿Recuerda el turrón más caro del mundo?.

El precio alto de un producto transmite que el producto vale mucho y puede llegar a convertirse en una de las ventajas inherentes del producto.

Claro que es posible que en algunos casos estés realmente por encima del precio de mercado pero en la mayoría de los casos, se debe a que tu producto/Servicio no está lo suficientemente bien valorado a ojos de tus potenciales clientes.

“Agregue valor, jamás baje precio”. Todas las cosas son caras hasta que les añadimos valor. Un buen vendedor siempre añade valor a su producto, uno malo baja el precio”.

Ofrece valor añadido:

Antes de bajar precios, opta por ofrecer más valor a tu producto actual, ofrece servicios extra, extensiones de garantía o bonos extra por consumo.

“Vendo un manual barato y ofrezco un curso avanzado sobre la misma temática con un alto precio”.

El precio final del producto debe estar asociado al Valor Percibido Promedio del Producto

 

Combina productos de diferentes precios:

Organiza tu cartera con un mix de productos de distintos precios (Bajo-Medio-Alto) y ponlos todos juntos.

La venta de un producto de bajo coste arrastra la venta de un servicio de alto valor:

 

Emplea el precio del prestigio

La sensación que tenemos ante un objeto similar a otro pero que cuesta más es que su calidad es mayor.

Muchas veces no tiene por qué ser así, pero con elementos tan sencillos como mejorar el aspecto de nuestro producto, su packaging o el servicio de soporte, podemos justificar un incremento de precio, basándonos en una estrategia de “el precio del prestigio”.

Ofrece Financiación

Ofrece financiar sus compras. Una vez más, no es tanto una cuestión de índole económica (que también lo es) como psicológica.

Muchos clientes perciben que pagar 30 euros al mes durante 12 meses es menos que pagar del golpe 360 euros. Saben que están pagando lo mismo, saben que podrían pagarlo todo de una vez, pero no lo perciben así, ya que psicológicamente se sienten mucho más cómodos con pequeñas cantidades.

Se el primero,  sólo lo puede ser uno. ¿Vas a ser Tu?

“Cualquier idiota puede hacerte una buena oferta pero hace falta tener ingenio, fe y perseverancia para crear una marca”, como dijo Ogilvy, el rey de la publicidad.

¿Como vender si soy el más caro?

Si tu producto/Servicio no se está vendiendo, no tengas como única opción bajar los precios.

Ten en cuenta que bajar los precios es una locura si la competencia también los puede bajar.

¿Recuerda el turrón más caro del mundo?.

El precio alto de un producto transmite que el producto vale mucho y puede llegar a convertirse en una de las ventajas inherentes del producto.

Claro que es posible que en algunos casos estés realmente por encima del precio de mercado pero en la mayoría de los casos, se debe a que tu producto/Servicio no está lo suficientemente bien valorado a ojos de tus potenciales clientes.

“Agregue valor, jamás baje precio”. Todas las cosas son caras hasta que les añadimos valor. Un buen vendedor siempre añade valor a su producto, uno malo baja el precio”.

Ofrece valor añadido:

Antes de bajar precios, opta por ofrecer más valor a tu producto actual, ofrece servicios extra, extensiones de garantía o bonos extra por consumo.

“Vendo un manual barato y ofrezco un curso avanzado sobre la misma temática con un alto precio”.

El precio final del producto debe estar asociado al Valor Percibido Promedio del Producto

 

Combina productos de diferentes precios:

Organiza tu cartera con un mix de productos de distintos precios (Bajo-Medio-Alto) y ponlos todos juntos.

La venta de un producto de bajo coste arrastra la venta de un servicio de alto valor:

 

Emplea el precio del prestigio

La sensación que tenemos ante un objeto similar a otro pero que cuesta más es que su calidad es mayor.

Muchas veces no tiene por qué ser así, pero con elementos tan sencillos como mejorar el aspecto de nuestro producto, su packaging o el servicio de soporte, podemos justificar un incremento de precio, basándonos en una estrategia de “el precio del prestigio”.

Ofrece Financiación

Ofrece financiar sus compras. Una vez más, no es tanto una cuestión de índole económica (que también lo es) como psicológica.

Muchos clientes perciben que pagar 30 euros al mes durante 12 meses es menos que pagar del golpe 360 euros. Saben que están pagando lo mismo, saben que podrían pagarlo todo de una vez, pero no lo perciben así, ya que psicológicamente se sienten mucho más cómodos con pequeñas cantidades.

Se el primero,  sólo lo puede ser uno. ¿Vas a ser Tu?

“Cualquier idiota puede hacerte una buena oferta pero hace falta tener ingenio, fe y perseverancia para crear una marca”, como dijo Ogilvy, el rey de la publicidad.

La Ley del Fracaso

Admitir un error y no hacer nada es una pésima solución para nuestros problemas. Debemos reconocer el fracaso a tiempo para reducir su impacto.

Son múltiples los ejemplos de empresas que si hubiesen detectado y reconocido sus errores antes, habrían evitado grandes pérdidas.

Comentan que los japoneses saben admitir a tiempo sus errores y saben además efectuar los cambios necesarios. Su estilo de gestión se basa en el  consenso y no en los egos personales.

Es evidente que cuando muchas personas participan en una toma de decisión y nos equivocamos, resulta más fácil vivir con él estigma “nos equivocamos” frente al durísimo “me equivoqué”.

Releyendo uno de los casos de éxito empresarial de mayor éxito “Wall Mart”, el gigante estadounidense de la distribución minorista, debemos fijarnos en su estrategia que permite afrontar y superar el fracaso.

Sam Walton su fundador, sabe que nadie puede acertar a la primera y por eso mantiene que si alguien aprende algo y prueba algo, se le dará crédito para seguir probando pero cuidado con el que cometa dos veces el mismo error, el crédito no es indefinido.

Debemos alentar a las personas que toman riesgos, solo ellas harán avanzar a la empresa en la dirección correcta, pero por desgracia es frecuente encontrarnos frente a estos 2 tipos de gestores en las empresas:

Ejecutivos antiguos:

Ganan un buen sueldo, tienen mucha antigüedad y no les falta demasiado para jubilarse, por lo tanto es poco probable que tomen decisiones arriesgadas.

Ejecutivos jóvenes:

Están iniciando y progresando en su carrera. Si no arriesgan demasiado, es posible que puedan desarrollar su plan personal con éxito y además nunca han despedido a nadie por hacer un movimiento arriesgado que nunca hizo.

En definitiva, para gestionar correctamente una empresa que se enfrenta al fracaso, es necesario trabajar en equipo, tener espíritu de grupo y un líder con mucha visión y generosidad.