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Vacaciones, ¡no quiero irme!

Solo faltan 24 horas para iniciar las ansiadas vacaciones y como cada año, las sensaciones son contradictorias.

Como voy a poder parar durante unos larguísimos 15 días, nadie podrá hacer mi trabajo, nada saldrá bien, nadie se ocupara de los problemas y todo serán complicaciones a mi regreso.

Con esa sensación, es difícil relajarse adecuadamente y obtener la famosa “desconexión” ¿verdad?

Pero como cada año, a mi regreso de las vacaciones, me doy cuenta que las cosas no solo han salido correctamente y los problemas se han solucionado adecuadamente sino que la empresa parece que tiene un ritmo diferente, mejor, más controlada.

Y aunque me esfuerzo durante los primeros días para reintegrarme a mis funciones, me cuesta una barbaridad, puesto que todo está bajo control y mi gestión no parece tan necesaria como antes de mis vacaciones.

¿Entonces qué ha pasado, como ha podido suceder que sin mi las cosas hayan funcionado igual o mejor?.

Pues, sencillamente no ha pasado nada, como cada año, las vacaciones nos devuelven a nuestra autentica dimensión, somos una pieza importante del engranaje, somos necesarios, somos validos y apreciados pero afortunadamente no somos el engranaje, afortunadamente la empresa es la suma de cada uno de nosotros y es tan buena como el total de sus componentes y el resultado final siempre supera nuestras cualidades personales.

Por lo tanto, lo mejor es que me vaya de vacaciones y que intente desconectar puesto que todo estará en las mejores manos, ¡seguro!

Si, mejor me voy de vacaciones, creo que la empresa me lo agradecerá.